El Colegio Nuestra Señora del Carmen de Curacaví albergó hoy el Torneo Desafío Curacaví 2025: Cultivando el Futuro, un evento que combinó ciencia, robótica e innovación juvenil y que culminó con la selección de los equipos que representarán a Chile en el torneo continental. La jornada fue organizada por la Academia de Ciencias Profesora Daniella Ruiz, en colaboración con la Fundación Volemos Alto, el colegio anfitrión y el Colegio North Cross.

La competencia no solo premió la creatividad tecnológica, sino que también definió a los representantes chilenos que competirán en la World Robot Olympiad (WRO) Américas 2025, que se desarrollará en Panamá el próximo mes de octubre.

Un camino riguroso hacia la excelencia

El torneo fue la fase final de un exigente proceso que se extendió por más de dos meses. Un total de 20 equipos, compuestos por jóvenes de entre 11 y 19 años, enfrentaron tres evaluaciones rigurosas. La primera, los días 11 y 12 de julio, consistió en la presentación de informes técnicos y los primeros bocetos de sus proyectos. La segunda, el 8 y 9 de agosto, exigió la demostración de modelos funcionales y la respuesta a observaciones técnicas. La etapa final se realizó los días 22 y 23 de agosto, donde los equipos elaboraron pósters científicos y stands de exhibición, simulando las condiciones de una feria internacional.

Solo los equipos que superaron con éxito estas etapas clasificaron para la fase final presencial de hoy, donde un panel de expertos evaluó sus proyectos en cinco áreas clave: funcionalidad técnica, innovación, presentación oral, impacto sustentable y estética del stand.

La meta: Panamá y el reconocimiento continental

Los tres equipos ganadores en las categorías Junior y Senior obtuvieron su pase para competir en la WRO Américas 2025 en Panamá, que se celebrará del 19 al 21 de octubre. Allí se medirán con los mejores talentos del continente. Como premio, recibieron medallas, diplomas y apoyo logístico para su participación internacional. Además, dos proyectos destacados recibieron menciones honrosas por su excepcional creatividad y esfuerzo.

Un legado para el futuro

Este torneo reforzó el papel de Curacaví como un hub de alianzas estratégicas y formación integral. La articulación entre la Academia de Ciencias Profesora Daniella Ruiz, la Fundación Volemos Alto y los colegios organizadores fue clave para estructurar un torneo que priorizó el aprendizaje progresivo sobre los resultados.

Vicente Araya, Coordinador del Desafío Curacaví, indicó: «Quisimos replicar el rigor de las competencias internacionales, donde los estudiantes deben documentar cada avance, defender sus ideas ante jurados y adaptarse a una retroalimentación crítica. El nivel fue extraordinario».

El eje «Cultivando el Futuro» impulsó proyectos vinculados a desafíos agrícolas y medioambientales de la zona, como sistemas automatizados de riego, drones para monitoreo de cultivos y soluciones de reciclaje inteligente.

Rodrigo Navas, Director de la Academia, destacó: «La tecnología debe responder a problemas reales de nuestras comunidades. Estos jóvenes demostraron que la innovación puede ser sostenible y socialmente relevante».

Proyección comunitaria y educativa

El torneo incluyó una feria abierta al público donde familias y estudiantes de la región pudieron interactuar directamente con los prototipos y conversar con los jóvenes participantes. Esta iniciativa buscó inspirar a más niños y adolescentes a sumarse a las disciplinas STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas), especialmente en zonas rurales.

Con miras al futuro, la Academia ya planea replicar este modelo de competencia en otras regiones de Chile, con el objetivo de consolidar una red que democratice el acceso a la robótica educativa.

El Desafío Curacaví 2025 no fue solo una puerta de entrada a Panamá; fue un testimonio de cómo la educación disruptiva, enfocada en resolver problemas concretos, puede germinar incluso en los suelos más inesperados.